Con murmullos, con silencios, con miradas tristes, con palabras pausadas, con pasos lentos, con memorias, con recuerdos, con dolor y nostalgia así viven este día de los difuntos en España.
Si estuviera en México seguro hubiera ido a buscar alguna crónica en los panteones llenos de fiesta, de color, de comida, de música, de llanto y risa, de risa y lágrima.
Esta vez las coordenadas apuntan a Pontevedra, Galicia y aunque extraño el ruido de la fiesta también reflexiono sobre la muerte vista con respeto.
Los mexicanos evadimos el dolor todo el tiempo comiendo calaveras, remojando el pan de muertos en el chocolate e inventando versos. Reconozco que hoy extrañé esa evasiva, esa forma de reír sabiendo que hay mucho por llorar. Extrañé y valoré pero eso no me impidió conocer, acércame y sentir la forma de vivir la muerte desde este lado.
En especial pensé en aquellas personas que murieron durante el Franquismo que su familia jamás tuvo un sitio donde llorarle y recordarles. Aquellas tumbas que no existen no porque no hubiera a quien nombrar sino que la dictadura los quiso anular. Ese dolor que se respira y desemboca en recuerdos encontrados.
Mujeres con tacones, hombres con bastones, niños vestidos con chalecos de estambre, ancianos con pantalones color café, abuelas con rosarios…. todos ellos se fundían en la imagen de este día de difuntos cuando las tiendas cierran, los burócratas descansan y alguno que otro también festeja con su propia muerte.
De las Tumbas en este Panteón Español me reflejo con el pueblo gitano que saturan las tumbas de flores, que van todos en grupo para recordar, que no guardan silencio, que hablan y gritan del que murió hace años.
Los Gitanos homenajean al patriarca, y lo hacen sin límites, al grado de construir una enorme escultura. Son estrafalarios que hasta llegan a tener gustos chillantes pero eso hace la diversidad en ese aire de serenidad español.
Roberto de la Agencia Gallega de Reporteros Solidarios me va guiando en el panteón, visita a sus abuelas y las recuerda aunque es consciente que el recuerdo surge en cualquier lugar y en cualquier día. En mi caso pienso que mi abuela me diría que disfrutara de este lugar y de este viaje porque como ella bien lo decía “ El Muerto al pozo y el Vivo al Gozo”.
Este día de Muertos en Pontevedra reflexioné, miré y también gocé comiendo Churrasco Gallego en compañía de Roberto, Estrella y Juan de Sola de AGARESO. Juntos dimos vida a ese buen refrán mexicano. Lo viví haciendo planes, soñando, imaginando qué hacer con la vida que queda por delante…
1 comentarios:
al leerte iba caminado a tu lado, recorriendo esa "otra muerte", esa Galica tan lejana y tan cercana. Mi altar esta puesto, esperando un sortilegio para escuchar la voz de las abuelas.
abrazos desde la otra Galicia, la que se pinto de colores, vestida con piel morena y con olor zempoaxochitl.
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