Desde que estoy en Buenos Aires dejé de manejar. Se fue el estrés de llegar a una rueda de prensa o a una entrevista. Ahora, camino más y uso el transporte público como colectivos o Subte.
Así que muy rara vez me subo a un coche y si lo hago es como tripulante .
Qué relajante es no manejar, qué felicidad mirar la ciudad sin pensar en los semáforos, qué placer ver desde la ventana El Obelisco.
P.d: Jimena, muchas gracias por el aventón.
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Hace 6 meses